domingo, 26 de enero de 2014

Crónica de Micro Abierto Libertad 8 (131). 21/01/14



Me dispongo a escribir esta crónica escuchando el inédito disco de Marta Plumilla. Lo tengo porque formo parte de su banda. A pesar de tocar, cantar, y bailar en todas las canciones del álbum, no puedo dejar de escucharlo. Es el proyecto más bonito y especial en el que he trabajado en mi vida. El 10 de Febrero lo presentamos en Galileo. Os cuento esto para que lo sepáis, y porque de todas las cosas maravillosas que han pasado en MAL8 (Micro Abierto Libertad Ocho), esta es en la que más implicado estoy, y me sirve como ejemplo para hacer una breve reflexión de lo que está haciendo el MAL8 por la canción de autor. Marta llegó aquí un día y no volvió a faltar ni un solo martes. Cada semana, durante años, nos ha traído una nueva canción con toda la humildad y el talento posibles; su evolución ha sido brutal, gracias a su concienzudo trabajo. A día de hoy han confesado su admiración hacia ella los más reconocidos cantautores y eruditos de la canción. Además, ella y Clavijo son quienes más me han ayudado en esta iniciativa, incluso la han salvado de su desaparición. Ya casi han pasado tres años desde que comenzó esto, y podemos decir que ya estamos consiguiendo nuestro complicado objetivo: conseguir que la canción de autor sea valorada en su justa medida, admirada, consumida vorazmente; hacer saber que hacemos un producto artístico de calidad capaz de ser popular, capaz de trascender en la sociedad. Hemos empezado por crecer olvidando los complejos derivados de los prejuicios que de nosotros hay en el aire: primero se pensó que sólo servíamos para hacer canción protesta, luego fuimos aburridos, y ahora somos románticos empalagosos. Pero hay mucho más en la nueva canción de autor, hay María Rozalén, hay Pedro Pastor, hay Marta Plumilla, hay Clavijo y Fernández Fernández, hay Lope villano, hay Javier Cuenca, hay Andrés Sudón, y muchas más personas que estamos luchando no solo por sacar adelante nuestras carreras, sino también por romper los moldes que delimitan el ambiguo mercado en el que nos movemos. MAL8 nos está sirviendo a todos nosotros para hacernos fuertes juntos, pues nos une un gran amor hacia la canción, y estar unidos nos consuela de la soledad en la que nos hemos sumido tras la caída del imperio discográfico, aunque no todos los artistas que participan en el MAL8 tengan aspiraciones profesionales, y solo deseen crear y compartir. Con esto quiero animar a trabajar duro a todos, y daros la enhorabuena por los logros y las nuevas aspiraciones, sobre todo por seguir componiendo sin límites, aquí todos los martes se escuchan canciones impresionantes. Y tras esta reflexión de aliento y celebración, me dispongo a narrar lo sucedido en el pasado MAL8 (131), según mi subjetiva percepción.

Comenzamos la sesión desglosando el ente canción en las tres primeras actuaciones: el primero en actuar fue Rodrigo, que, como ya sabéis, hace canciones instrumentales, hace falta cierta sensibilidad para alcanzar el contenido de sus piezas, y si no se tiene a flor de piel, él la saca. Nos tocó La caja de música, de la que dijo que “cada día contiene cosas maravillosas, y las puede contener algo tan pequeño como una caja de música”. Las primeras notas al piano simulaban perfectamente el sonido de una cajita de música, luego comenzó la canción que va desde la simple calma a la simple fuga que siempre llega en sus canciones a la hora de la coda.


La siguiente participante continuó con el desglose, ofreciéndonos texto a secas, sin música, pero bien húmedo, pues La Chica Metáfora insiste en usar palabras crudas como “polla”, “vagina”, o “mamada”, incluidas en el texto que nos leyó, Desvestirse de nuevo, publicado, por cierto, en el boletín mensual de Libertad Ocho.


Y después de escuchar música y poesía, llegó el momento de la primera canción integral de la tarde, una pieza sin título de Cristina Dolado recién compuesta, que toca de forma original percutiendo en la guitarra. Me seduce la puesta en escena de esta jovencísima creadora, brilla de forma especial en el escenario, se le da muy bien.


Los siguientes en escena fueron los hermanos Daniel y Alma, a los que conocimos la semana pasada. Volvieron a encandilarnos con su suave luz, esta vez con una canción titulada The soon. La verdad es que lo hacen muy bonito.



La perfopoeta Olivia Tomé nos deleitó en este MAL8 (131) con una pieza de carácter erótico, Cuerpo de baile, en la que recuerda las palabras de su maestro de ballet, y entra en un ensueño de violines en el que “por primera vez bailo sin importarme lo que piensan los demás”. Creo que esta es la clave del éxito en el arte: bailar para uno mismo sin más. Ella lo logra siempre que actúa.


Raúl Ródenas está poniéndose las pilas (no sé si se sigue usando esta expresión), está volviendo con asiduidad, encontrando su propia voz. Nos lo va mostrando con canciones como la que cantó este martes, Más fuera que dentro”, la historia de un no amor: “dime que no queda entre tú y yo nada a parte de este frío intenso”. Se ve mucha verdad en su expresión. Seguimos descubriéndole.


“La verdadera patria de una persona es su infancia, donde no caben ni putos trapos de colores ni música militar (…)”, comenzó diciendo José Miguel González, que nos confesó que ha cambiado de género, aunque no se le note. Y así es, no se nota que su prosa no es poesía, ya que no puede evitar ser musical. Nos leyó un divertido relato titulado Las bragas de la Milagritos, en el que cuenta lo sublime que hay en lo prohibido en esta historia que incluye un pueril triángulo amoroso. Haga lo que haga, José Miguel, siempre es poesía.


Y, hablando de evoluciones, El Tío Antoño tiene todo lo necesario para liarla. Además de su talentazo para todo lo que haga (canciones, dibujos, didáctica y quién sabe qué más), tiene la intención de ir más allá con la música, y está experimentado con canciones de género. La última vez que actuó en MAL8 nos trajo un tango (sin abandonar en absoluto el estilo peculiar del Tío Antoño), y esta semana nos trajo una versión de un viejo blues en el que nos ha dejado escuchar su voz, su preciosa voz con un dulce vibrato que nunca había escuchado, y que demuestra mi teoría de que El Tío Antoño es materia prima de alta calidad. Por cierto, ¿recordáis la crónica que ilustró con caricaturas de todos nosotros? Aquí os la dejo.


Carlos Rodríguez nos contó que su ausencia ha sido por haber estado en un lugar con mar durante un tiempo, “estaba en la playa pensando en Madrid…”. Ya ha vuelto y nos ha traído un poco de arena en su canción Los días perdidos, en la que habla de “segundas oportunidades”.


La generosidad de Juanlu Mora es infinita. No sólo dedica muchísimo tiempo a deleitarnos con sus poemas de forma completamente altruista, también despliega esa generosidad allá donde va. Nos contó que cuando fue el invitado especial de “Versos sobre el pentagrama” (un acto que se realiza mensualmente en Libertad Ocho, en el que Moncho Otero y Rafa Mora cantan poemas musicalizados por ellos, incluyendo en cada edición al menos dos temas del poeta invitado, en este caso Juanlu Mora), tuvo el gesto de musicalizar sendos poemas de sus anfitriones. Nos cantó una de esas canciones, la escrita por Moncho Otero, Unifamiliar con vistas.


Javier Cuenca es uno de esos cantautores que está luchando por su carrera profesional, uno de esos que nos transmite la energía con la que lucha por ello. Luchando uno se pone muy fuerte, adquiere mucha destreza. Cada vez canta más bonito, cada vez toca mejor, sus canciones están adquiriendo una dimensión cada vez más bella. Nos cantó Chicas en patines, una enumeración de imágenes sonoras, “los vasos en el bar”, “las chicas en patines”. ¡Que la lucha siga!


En esta edición nº 131 tuvimos un nuevo participante, el anglófono Dan Pierce, que nos sorprendió con su bonita voz, la afinación abierta de su guitarra, y su pulcro estilo indie. Nos cantó Circled on the map. Espero que su ruta le traiga de nuevo hasta aquí.


SilNé han comenzado esta semana a mostrarnos una trilogía de canciones. Nos dieron a elegir entre una versión “depre, swing o clásica…”. Elegimos, por supuesto, la depre, y nos cantaron Poema a una nariz, de Quevedo, musicalizada por René e interpretada deliciosamente por Silvia. Supongo que el próximo martes escucharemos la segunda parte.


Como hace habitualmente, Manu Clavijo trajo una sorpresa para uno de los malochos. Cantó un poema, musicalizado por él, del poeta Suso Sudón, Cuando nadie nos ve. Es impresionante la capacidad de Clavijo para sacar la música de un poema, cambiando los versos de lugar para darle la forma regular perfecta. Suso está emocionado con el resultado, ya son varios los que le hemos musicalizado, y creo que anda barruntando la posibilidad de hacer un disco son esas canciones…

Aunque no desveló nada cuando salió a actuar, simplemente nos deslumbró recitando de memoria Humo blanco, uno de sus últimos poemas.


Me pareció ver un poco triste a Miguel de Paul, a pesar del estupendo concierto que dio la semana anterior. Supongo que es porque muchos de los malochos que esperaba en su evento no asistieron. Espero que entienda que esta es una carrera de fondo, y hay que empezar recorriendo un pequeño y duro trecho, pero hay que seguir, es necesario seguir, ya que con el camino recorrido uno no se cansa, sino que se hace más fuerte. Los que asistimos salimos contentos, con ese alimento hay que seguir el camino. ¡Arriba, Miguel!


Marta Plumilla nos cantó una de esas canciones en las que despliega sus dotes interpretativas, Fea, en la que cuenta lo duro que es, “para una amiga de una amiga que tiene una prima…”, “ser tan guapa”. Muy divertida esta crítica evidente a la superficialidad. Recordad, el 10 de Febrero presentamos el nuevo disco de Plumilla en Galileo con un gran espectáculo.


El siguiente en actuar fui yo, Andrés Sudón. Hice, precisamente, una versión de una canción de Marta Plumilla, una pieza muy diferente a la que cantó ella, La enfermedad del viento, versión que hago “en mí mayor”, es decir, en primera persona (ella la canta en tú mayor). Diezdefebreroengalileo.


Ya está en marcha el próximo concierto de Las Dos en Punto en Libertad Ocho, un despliegue de alegría y sencillez. Así actuaron este pasado martes en el MAL8 (131), tocando Otro día más, acompañados por el violín y los coros de Manu Clavijo. Un momento luminoso de la sesión.


María Barnuevo nos cantó una canción que compuso en inglés durante una estancia en Irlanda. Nos contó que la compuso en un momento especial: murió su madre y ella entró en sintonía con sus plantas, sintiendo que hay “una energía que llega” de alguna parte para darle paz.


La penúltima actuación de la tarde fue la del cantautor Carlos Galán, que, hasta la fecha, solamente ha recitado en el MAL8, estamos esperando a escucharle cantar. Declama muy bien, y me sentí identificado con sus versos, de los que apunté unos retazos: “…como único habitante de tu universo… vencer un hasta nunca…”.


Y la sesión terminó, como es habitual, con la actuación de quien después hizo un concierto en el escenario de Libertad Ocho, nuestro querido y admirado Lope Villano, que acompañado por el magnífico violín de Clavijo, cantó una de las canciones hecha en nuestros talleres, Subirá, un tema interpretado virtuosamente con fraseos propios del rap y armonía impresionante. A Lope también le veo luchando por hacerse un sitio en ese mercado que no existe, este ha sido su primer concierto en Libertad Ocho, si sigue trabajando así llegará lejos y hará más interesante a la canción de autor.


Y ya me despido hasta el martes que viene. Ya sabéis, a las siete en punto de la tarde en Libertad Ocho, entrada libre. Si quieres actuar por primera vez, apúntate escribiendo a microabiertol8@gmail.com. Gracias a Marta por la fotos, a los artistas por las caras, a Libertad por todo, y a vosotros por leer.

lunes, 20 de enero de 2014

Crónica de Micro Abierto Libertad 8 (130). 14/01/14



El pasado martes 14 de enero de 2014 celebramos la edición nº 130 de MAL8 (Micro Abierto Libertad Ocho). Veintitrés artistas, la mayoría cantautores, subimos como cada semana al escenario de Libertad Ocho a compartir nuestras creaciones en un ambiente que permite disfrutar de las emociones provocadas por el hecho artístico, lejos de la abominable competitividad que he vivido en otras épocas y en otros círculos de artistas. Aunque el nivel es bastante alto de media, hay de todo en MAL8, artistas con más técnica que otros, con más o menos gracia escénica, diferentes formas de entender la música y la canción, etcétera. Sin embargo todos disfrutamos de cada actuación, porque tenemos en común la necesidad tanto de expresarnos, como de consumir arte. Cuando llega un nuevo cantautor a nuestras sesiones, es escuchado con deleite, y es impresionante ver cómo todos arropan a aquellos que tienen alguna dificultad superable. Ya distinguimos quién está nervioso, quién lleva mucho tiempo sin componer con ilusión, y esas cosas que todos estamos superando constantemente. Me encanta que aquí no se critique si no es constructivamente. Y hemos visto crecer a muchos de los habituales, les hemos visto transitar del malestar en el escenario, a brillar con regocijo. Esta es una de las cosas más bonitas que suceden en el MAL8, ya lo he contado otras veces. Otra cosa maravillosa es que gracias a esta rutina de cada martes y a nuestros talleres, todos estamos nutriendo nuestro repertorio de canciones nuevas y frescas. Es espectacular cuando las presentamos los días que hay taller: más de veinte creadores estrenando una pieza que tiene el mismo título que las de los otros. El día 4 de Febrero celebraremos nuestro próximo taller, titulado “Como” (Puede ser con tilde, con k, como se quiera). Ya hay unos cuantos apuntados. Si quieres participar, ya sabes, tienes que componer una canción titulada Como y venir a cantarla, apuntándote previamente escribiendo al correo microabiertol8@gmail.com.



Y paso a relatar lo sucedido en este MAL8 (130). El primero en actuar fui yo mismo, Andrés Sudón. Canté una canción que, a pesar de que me gusta mucho, hacía mucho que no tocaba en mis conciertos, Necesito buscarte, en la que canto las sensaciones de haberme ido de mi ciudad natal y haber dejado atrás un gran amor y una vida entera; así como la intención de no volver a pasar por algo así: “no necesito quererte, no quiero necesitarte, no quiero volver a verte, necesito buscarte”. Esta canción tiene ya sus años, y he de admitir que no lo he cumplido a rajatabla…




Protokolo fue el segundo participante. Nos cantó una canción de amor, “lo inverso a una canción de desamor”, según dijo, titulada Ixbalanqué, nombre de una diosa maya. En ella dice (o no dice) “Te quiero tanto, tanto, que me sobran la palabras”. Es cierto, a veces hay que hacer la no-canción de un sentimiento sublime, como hizo Serrat.




El maestro José Miguel González, poeta y poesía, comenzó su intervención con un twitt: “si todos hiciésemos el amor diez veces al día, hacer el amor sería un coñazo”. Después citó a Salinas, enriqueciendo nuestra cultura literaria: “Qué alegría salir en los pronombres”. Frase que dio pie a su poema Vivir en los pronombres. Después nos confesó en su poema El Café, que sueña despierto. Terminó con un precioso poema titulado El color que “me acecha en todas las esquinas”, emulando un viaje a Marruecos donde tuvo “la vivencia de lo que realmente es el color”.




Marta Plumilla nos cantó una divertida, profunda e interesante historia titulada He perdido la cabeza, en la que logra mantener la atención del oyente sin dejar de poner delante de él imágenes sorprendentes. Todos queríamos saber dónde había ido a parar su cabeza... Ya puedo anunciar que Plumilla presenta su nuevo disco el día 10 de Febrero en la sala Galileo Galilei. El nombre del disco no lo puedo desvelar, desgraciadamente. Yo he participado en ese disco (producido por Antonio de Pinto), y os aseguro que os va a encantar, va a marcar un antes y un después. “¡Ya verás qué bien!”.




Hacía mucho que nos visitaba Malavé, que tuvo a bien pasarte este pasado martes y cantarnos una de sus nuevas canciones, Tormenta perfecta, un “fenómeno climatológico extremo”. Después de tanto tiempo, le vi evolucionado, más comedido en el micrófono, con tormenta y con calma.




Tras Malavé, salió a escena el, sin duda, el poeta top, Diego Mattarucco, que recitó como nunca su excelente pieza El poeta top, mejor interpretada que nunca. Además de pulir la forma y el fondo en sus textos, Mattarucco ahora está puliendo su interpretación de forma muy efectiva, los cuales siempre ha hecho de memoria.


También hacía mucho tiempo que no nos visitaba Rodrigo con sus canciones instrumentales. Ha estado lesionado, pero ha vuelto más fuerte que antes. Nos tocó Mientras llueve, escrita durante “las primeras lluvias del otoño”. Una preciosidad, espero que vuelva asiduamente, como antes.




Fernando Álvarez nos cantó una canción mítica de su repertorio, A propósito “de ti, estoy tan cansado”. Fernando es un cantautor sencillo y suave, con una voz muy atractiva y una forma de car personal y minimalista. A veces suelta frases impresionantes en el contexto de la canción: “creo en el silencio de tu cuerpo”. Este es uno de los artistas que dan calidad y calidez al MAL8.




Después de haber presentado en la antigua Sala Triángulo su “Frívola fragmentada”, Olivia Tomé continúa creando fragmentos. En el que nos presentó el pasado martes, se declara fiel a sí misma. Espero que pronto se repita esa presentación, en la que participé y que tanto nos gustó a todos los que estábamos allí.




Qué bien que José Carlos Illanes se decidiera a repetir esta semana en MAL8. Nos confesó que la semana anterior se puso nervioso por intentar “ser algo que no soy”. Tras decir esto desplegó su artillería escénica, sus varios registros, dejándonos boquiabiertos con su energía y talento. De paso, incluyó en la canción unos versos que anunciaban que los miércoles podemos ver su gran espectáculo en la sala Samotracia. Esperamos que siga viniendo y se una al club de solitarios compenetrados que somos.




En esta edición conocimos a cuatro nuevos participantes. El primero de ellos fue Juan Barrios, que con su canción Se me está acelerando la vida, nos mostró su contundente folk rock.




El segundo nuevo participante fue el poeta argentino Karim Chergui, al que conocí hace poco en la jam poética de “Vergüenza ajena”. Es un tipo maravilloso, que deja ver en su poesía lo divertido, observador y profundo que es. Me encanta reírme con textos tan interesantes como Techo de menos; así como meditar con Nadia llena de puertas. Terminó con un título sorprendente 63x42. Me encanta lo que hace, es el tipo de poeta que necesitamos en MAL8 para que nos inspire y muestre caminos textuales nuevos.




Los siguientes nuevos participantes fueron Daniel y Alma, que se estrenaron en MAL8 cantando Escuchando historias cerca del fuego. Muy bonita su propuesta, suenan muy bien y además transmiten simpatía. ¡Bienvenidos!




El último de los nuevos participantes fue un chaval llamado Luis Bravo que vino al evento y se decidió a participar tocando… ¡Esperad! Ha entrado alguien en mi casa violentamente. Mis compañeros de piso están trabajando, ¿quién será? Me estoy asustando, ahora mismo estoy escribiendo debajo de la cama. Creo que ya sé quién es. Joder. Había un tipo en el metro que estaba actuando de forma muy extraña. Llevaba una sudadera de una universidad extranjera, un trozo de revista y un paquete de tabaco vacío y destruido. No dejaba de mirar a todas partes con ojos inyectados en sangre. En un momento dado se puso unos guantes de látex azules que daban mucho miedo, para luego ponerse en la mano, alrededor de los nudillos, un mosquetón que usaba como llavero. Yo le miraba atónito, y creo que le molestó que clavara los ojos en él. A veces no soy consciente de que me quedo mirando a alguien. La cosa es que después de que se fijara en mí, ya no me perdió de vista. Si yo me cambiaba de asiento, él me seguía. Me cagué cuando me cambié de vagón y en la parada posterior él también se cambió de vagón. Pensé que quizá el tío está chalado, tiene manía persecutoria, y piensa que soy un enemigo, o algo así. La cosa es que daba miedo con esa mirada, esos estremecedores guantes de látex y ese mosquetón en los nudillos. Tenía que escabullirme de él, a pesar de la posibilidad de ser yo mismo el que tuviera manía persecutoria. Me arriesgué a estar chalado y me acerqué a la puerta como para salir, y en el reflejo del cristal vi cómo se recolocaba el mosquetón y se ponía en guardia. Mi idea era salir y volver a entrar en el vagón cuando él ya hubiera salido siguiéndome y ya no pudiera entrar. Luego recordé que veo demasiadas series, y salí sin atreverme a regresar cuando él salió tras de mí. Salí rápidamente hacia la derecha y, sin pensarlo, me di la vuelta y me crucé rápidamente con él, sin darle tiempo a reaccionar, en caso de que fuera a reaccionar. La cosa es que corrí y no volví a verle a mis espaldas en todo el camino hasta mi casa. Pero puede que me haya seguido. Se acerca a la habitación. Ya le veo los pies, sí que es él; oigo sonar el llavero, se estará colocando el mosquetón. Creo que voy a dejar de escribir.



Ya estoy aquí de nuevo, estoy ileso. Al final no ha pasado nada. Resulta que me lo estaba inventando todo para que os divirtierais un rato. Pero estaba hablando del último nuevo participante de este MAL8 (130), Luis Bravo, que se estrenó en Libertad Ocho haciendo una versión con mucha ilusión y con poca práctica. Tocó Maldita dulzura, de Vetusta Morla. Le esperamos aquí para conocer con voraz y sana curiosidad sus propias canciones.




El siguiente en escena fue Luis Miquel López, que participaba por segunda vez en el MAL8. Muy elegantemente subió a escena y cantó su canción sin mediar palabra, creando un ambiente intenso.




Camilo nos regaló una canción dedicada a su amiga Paloma, titulada Como gatos abandonados. Tengo ganas de conocer un poco más a Camilo, me parece un tipo muy interesante, y un cantautor vocacional.




Volvemos a tener a Javier Cuenca en nuestras sesiones. Nos cantó su canción Pájaros de los Alpes, la cual presentó como “un inventario de emociones”. Y así es: “Venecia sin ti es un desierto de rocas, Madrid no es Madrid sin tus pies no la tocan”. Gran poeta, cuya actuación me gustó especialmente, se le nota que ha adquirido más tablas de las que ya tenía promocionando su nuevo disco.




A continuación el cantautor Pedro Pastor, salió a escena sin guitarra a recitarnos un poema titulado Harto, que recomiendo leer, pincha aquí, si quieres hacerlo. Es impresionante que una persona tan joven tenga la madurez de entender las taras del mundo y de estar “harto de estar harto”.




Tras este momento de empatía hacia la indignación de Pedro, salió a acariciarnos el meloso Julio Hernández con su rítmica canción llena de colores, en la que con cubana alegría canta que está “duro, concreto y calado, como un adoquín”. Aprovecho para agradecer a Julio las maravillosas tardes de domingo que pasamos cantando en MXV.




Brilló especialmente en esta estupenda sesión, Antonio Pastor Gaitero con su brutal poesía y su visceral música. Antes de cantarnos su canción, recitó la letra, dejando patente su calidad literaria, su minucioso trabajo en los textos. Quizá por ello su poemario “Sonetos de amor y otras ausencias” es un éxito que lleva varias ediciones. Después de recitarla cantó la canción dándole una dimensión completa y envolvente a esas inspiradas palabras.




Ahora que frecuento un poco más eventos de poesía, valoro aún más la obra de autores que, como Suso Sudón, se atreven y tienen recursos para decir algo interesante lleno de atractivo. En este MAL8 (130) nos recitó Guerra fría y Metaamor, que podéis leer pinchando sobre los títulos.




También hubo una colaboración esta tarde, los cantautores Manu Clavijo y Pablo Bermejo interpretaron una canción de Clavijo, tocada por él mismo y cantada por Bermejo. La canción es ni más ni menos que Decidí sentirme bien, una de esas piezas que llegan rápidamente a lo más hondo: “fui quitándole las puertas a la casa, fui quitándole importancia a la angustia de perder”, y eso que “parecía que los pájaros cantaban mal”. Una delicia sencilla, siempre surrealista, y concreta.




El último en actuar fue miguel de Paúl, quien después haría un concierto en el escenario de Libertad Ocho, su primer concierto, el cual fue de diez. Hizo el repertorio sin necesidad de ningún papel, tocó una hora y media. Me sorprendió cómo toca la guitarra. Claro, solamente le veo una canción a la semana, cinco minutos cada martes, pero cuando ha calentado un poco, este hombre toca increíblemente bien. Supo alternar entre numerosos blues llenos de poesía, alguna que otra canción diferente para refrescar. También me gustaron su elegancia al hablar y su saber estar en el escenario. No parecía su primer concierto. Yo me lo imagino amenizando veladas muy nocturnas en bohemias salas. Desde aquí le doy la enhorabuena por su trabajo bien hecho. 


Y tras esta breve crónica del primer concierto de Miguel de Paul y la no tan breve crónica del MAL8 (130), me despido hasta el próximo martes, que es ya. Gracias a Plumilla por las fotos, a los artistas por su generosidad y talento, al Libertad Ocho por producir esta actividad, y a vosotros por leer y compartir por ahí estas humildes palabras.