lunes, 23 de junio de 2014

Crónica de Micro Abierto Libertad 8 (152). 17/06/14



El pasado martes 17 de Junio de 2014 vivimos una edición de MAL8 (Micro Abierto Libertad Ocho) que me recordó mucho a la dinámica que teníamos hace mucho tiempo, cuando venían a participar menos de veinte artistas y yo los iba presentando uno por uno. También fue parecido a esa época el porcentaje de nuevos participantes, cinco de diecisiete participantes, uno de ellos una gran sorpresa, el mismísimo Pancho Varona. Ahora mismo paso a contaros detalladamente lo que sucedió en este MAL8 (152), pero antes he de insistir, por última vez, en que hagamos lo posible por sacar adelante nuestra campañade crowdfunding, a la que ya le quedan pocos días. Como dije el martes, este será nuestro último crowdfunding, en el futuro subvencionaremos nuestros discos de otras formas, ya tengo ideas para “Palabras salvadas”. Pero a día de hoy tenemos que lograr esa cantidad para poder fabricar nuestro primer disco, para poder abrir esa puerta y ya no dejar de publicar y difundir las canciones que hacemos en nuestros talleres. Estoy seguro de que el MAL8 pasará a la historia como una gran hazaña cultural, con la que lograremos renovar el malparado panorama de la canción en este país, maltratado por la industria, que hace lustros que no apuesta por algo nuevo y diferente, algo como lo que hacemos aquí, que lejos de buscar la canción que venda millones de copias, estamos en busca de la expresión artística, sin dejar de lado la noble ambición de que las creaciones que hacemos con tanto celo lleguen al mayor número de personas posible. Pues con nuestras canciones (canciones protesta, canciones propuesta…) podemos empezar a construir el mundo que soñamos.

Pero está claro que uno de nuestros sueños ya se ha cumplido: un gran grupo de cantautores, poetas y músicos podemos reunirnos cada semana para mostrar nuestra obra, disfrutarla y comentarla, darnos un baño de minorías ávidas de arte. Este pasado martes, en la edición nº 152 de MAL8, diecisiete de nosotros pasamos dos horas deliciosas haciendo lo que más nos gusta hacer en público. A continuación la crónica, al final os contaré en qué van a consistir nuestros próximos talleres.

La tarde comenzó con Juan Antonio Ordóñez, quien acaba de comenzar su campaña de mecenazgo popular para publicar su nuevo disco, aquí dejo el enlace por si alguien quiere adquirir anticipadamente el trabajo de este amante de la canción. Precisamente este martes nos cantó por qué y cómo se dedica en cuerpo y alma a componer y cantar: “y así sangrar cada renglón para no hacer hueca la voz, no es por cantar ni hacer canción, es sólo sed de amor”.


Comenzamos bien este MAL8 (152), y así seguimos. El siguiente fue el poeta Karim Chergui, que comenzó con un texto que dice “y así debía ser nuestro cuento, un mar sin miedo, una puta barbaridad”, citando a otro poeta del que no apunté el nombre. Continuó con otros dos poemas, Tatuaje y Abdico, este último muy apropiado para las novedades históricas que acontecen últimamente.


A Karim le siguió nuestro querido Ángel de Andrés, que volvió a liarla en este comienzo del MAL8 (152) con una de sus canciones ligeras, Esa mirada tuya, en la que canta a las cosas que le “hacen ser poeta”: “la luz de la luna llena que hace sombras de los dos, y esa mirada tuya que me encoge el corazón”. Digo que volvió a liarla, porque comenzó suave y acabó haciendo sonar las palmas de los que estábamos allí disfrutando del principio de esta curiosa sesión.


También curiosa por el contenido de las canciones, cómo no. El siguiente participante, Pablo Ríos, nos deleitó con una adaptación de una canción popular, El patio de mi casa, que él ha llamado Qué triste estar sin ti: “Qué triste masturbarse pensando siempre en ti, pudiendo ir a tu casa…”. Está claro que quien venga al MAL8 no se va a quedar indiferente ante las infinitas posibilidades de canción se manejan aquí.


Y nuestros poetas siempre van más allá en cuestiones literarias que los cantautores, sin dejar de lado la musicalidad, o, como en el caso del siguiente participante, la “cacofonía”. Diego Mattarucco sigue mostrándonos a los malochos cómo hacer poesía yendo al límite con la forma y el contenido. Precisamente comenzó su intervención hablando de La palabra, diciendo sabias y bellas cosas que desgraciadamente no anoté, pero que puede que el mismo Mattaruco ponga luego en comentarios, merecería la pena. Continuó con Qué late en Loto, siguiendo con la serie dedicada a sus musas y a sus nombres. Y terminó con una parte de otra serie, la de las estaciones del año, en este caso El verano, graciosísimo poema: “en verano se pueden ver anos…”.


A continuación salí yo mismo, Andrés Sudón, que no sabía muy bien qué cantar en esta edición que prometía ser peculiar, hasta que escuché a Pablo Ríos hacer su adaptación de El patio de mi casa. Me acordé entonces de una canción muy especial que compuse sin darme cuenta hace muchos años. Tendría yo unos diecisiete cuando en una terrible tarde en la que habían pasado cosas horribles, estaba yo grabando en mi pletina unas canciones instrumentales que me había dado por hacer. Yo soy una de esas personas que si ven caer un meteorito se pueden quedar impasibles, y ese día no quería yo atender a la realidad, pero mientras grababa una guitarra de una de esas canciones, improvisé toda la letra de Mariposa Gutural. Pinchando aquí puedes escuchar la versión que grabé de esta canción en mi disco “Brujo”: “el patio de mi casa es recticular, y como siga lloviendo, se va a resquebrajar”, digo en esta surrealista pieza a la que tanto quiero.


Nos sorprendieron SilNé con una canción muy tranquila y de tono serio titulada Flor del latido, que supongo que proviene del mundo poético de René, hecho para el tono más lírico de Silvia. Para ser sincero, no me enteré muy bien; a veces me distraen las tareas propias de coordinar un micro abierto, ya sea el sonido, alguien que me habla por alguna buena razón, o algo similar. Lo bueno es que puede que en comentarios alguien hable un poco más de esta canción.


Como en esta ocasión no fue necesario que presentara las intervenciones de tres en tres, y tampoco metí prisa a los participantes (la mayoría de las veces se apuntan treinta personas y actúan hasta veinticuatro, pero en esta ocasión actuaron diecisiete holgadamente, y salgo ya de este paréntesis incomodísimo), enseguida llegaron los nuevos participantes, que eran tres y se convirtieron en cinco.

En primer lugar conocimos a Álvaro Egido, que se presentó en MAL8 con un tema propio “sobre la amistad”. Se disculpó por cantar en inglés, porque, según nos dijo, no le parecía que fuera habitual. En realidad no es habitual, pero todo lo que no es habitual, es bienvenido aquí. Yo me disculpo por no entender la letra y no poder hablar de ella. Si alguien de los presentes lo quiere contar en comentarios, sabremos algo más.


He de admitir que no sé cuándo salió a actuar José Migué (sic), debió ser por aquí, pero no lo tengo ni anotado en el cuaderno… En fin, era un señor que vino a cantar. Hizo un extracto de un tema “folclórico” de Rafael Farina, salmantino de pro. Lo cantó a toda velocidad, preguntó “¿qué tal?”, esperó la respuesta del público, que fue algo así como un rugido, y se bajó del escenario. Yo no sabía si era una broma o un hecho real, sobre todo cuando me preguntó que quién había ganado el concurso.


También conocimos en este MAL8 (152) al cantautor Dani Mayo, que nos quiso deleitar con Sus ojos negros, canción en la que cuenta cómo “en un instante fui de ellos prisionero”, y “es imposible olvidar”, a pesar de que “no conozco su paradero”. Sospecho que pronto sabremos más de él. Y eso espero, porque me da muy buena espina este artista.


Los cuartos nuevos participantes fueron pescados. Es decir, los pesqué desde el escenario, porque vi entrar a alguien con una guitarra, le pregunté que si le apuntaba, me dijo “toco la guitarra acompañando a Lucas” y, acto seguido les presenté. Una vez en escena, nos dijeron que solamente habían venido a ver la sesión, y que esta es la primera vez que se suben a un escenario. Lucas a la voz y a la guitarra, y su amigo a la guitarra, interpretaron con contundente energía Knockin' On Heaven's Door de Dob Dylan. Como atraído por esta música celestial, atravesó en ese momento la sala Íñigo Coppel para ir al baño, otra de las cosas de esta edición que me recordó a los viejos tiempos. Andaba por aquí porque le estaban haciendo una entrevista, a ver si la próxima vez que venga lo hace también para deleitarnos con las canciones de su nuevo disco.


Ellos fueron los cuartos nuevos participantes, luego os hablaré del quinto, del que ya he dicho su nombre en la introducción a esta crónica. El siguiente participante fue nuestro admirado y adorado José Miguel González, un alma enorme que se regala cada martes en nuestro escenario, hoy de forma más peculiar que nunca. Nos anunció al salir que iba a hacer una “antología de sus peores poemas”. Sus peores poemas pueden ser mil veces más interesantes que los mejores de muchos. El primero que nos leyó se titula El reino animal, y cuenta en primera persona la vida de un fox terrier, ese perro que se utiliza para la caza del zorro, ya que por su tamaño entra en las madrigueras de los pobres forajidos. “Nacer, cazar, comer, follar y morir” es el lema de estos animalitos, según José Miguel. Siguió con dos poemas igual de peculiares, Amanecer en el Pleistoceno y El esfuerzo inútil produce melancolía. Aunque nos traiga una antología de sus “peores poemas”, José Miguel González siempre nos deja satisfechos.


Sí, esta edición me recordó mucho a los viejos tiempos también por la actuación de Marta Plumilla, que cantó acompañada por mí a la guitarra, una canción a la que le tengo especial cariño, yo diría que muchísimo cariño, La vida secreta de dos marionetas, que habla de “un amor entre bambalinas”: “nunca caminé por el mundo real contigo de la mano comiéndome un helado, pero repasé cada línea de tu piel recorriendo con mi lengua tu cuerpo de trapo”. Precisamente así, “la vida secreta de dos marionetas” se va a titular la gira que Marta Plumilla y yo, Andrés Sudón, haremos durante el curso que viene recorriendo todo el país. El día 24 de Julio presentaremos ese espectáculo en el N del T en Madrid, para ir haciéndonos a la idea.


Una de las canciones más bonitas que se escucharon en este MAL8 (152) fue la que cantó Osvaldo Lindner, Te perdono de Noel Nicola. En ella perdona a la musa muchas cosas, pero “lo que no te perdono es haberme besado con tanta alevosía, tengo testigos: un perro, la madrugada y el frío, y eso sí que no te lo perdono, porque si te lo perdono, seguro que lo olvido”. Agradecemos mucho a este erudito de la canción que traiga tanta belleza al MAL8.


Pero claro, la belleza es la tónica del MAL8, y uno de los que más la cultivan, recolectan y distribuyen es Javier Cuenca, que está en un momento maravilloso (bueno, yo no le conocía antes del MAL8, quizá ha sido así siempre). Nos cantó su canción Cuando éramos de luz, que habla de un reencuentro que le recordó que “se puede vivir algo especial”. Estoy seguro de que el punto de vista de Javier Cuenca siempre le llevará a captar lo especial de las cosas, y lo mejor de todo es que lo convierte en canción y nos lo regala cada martes aquí.


Mientras cantaba esta hermosísima canción Javier Cuenca, me fijé que a mi izquierda estaba escuchando obnubilado nada más y nada menos que Pancho Varona, co-compositor de algunas de las canciones más importantes de la historia de este país. Junto a Joaquín Sabina ha hecho canciones que forman parte de la banda sonora de muchas de nuestras vidas. Le toqué con la mano y le dije “hola, ¿quieres tocarte una?”, a lo que respondió, “¿hay guitarra?”, le dije que usara la mía y fue a la barra a buscar a sus amigos para que le escucharan estrenarse en MAL8. Nos cantó Y si amanece por fin, dándonos una gran alegría a todos los que desde la humildad venimos aquí cada martes a revolucionar el mundo de la canción.


Tras la brillante intervención de Varona, subió a escena Chen Ming (siempre se me olvida preguntarle si su nombre se escribe así). Esta semana nos cantó Sorry seems to be the hardest word de Elton John.


Como andábamos bien de tiempo, René se ofreció a recitarnos un poema, que quiso dedicar a Diego Mattarucco, ya que está lleno de aliteraciones: “tan sólo por un ósculo estás en mi ventrículo”. Todo rimaba igual hasta que terminó diciendo “ano”, palabra que ya había usado Mattarucco en esta edición. Nos pusimos hasta el mismísimo de reírnos.


Y el MAL8 (152) terminó con la intervención de Camilo con una canción muy apropiada para un final, cuando el sol se esconde. Un gran broche para esta curiosa sesión que tanto me recordó a los viejos tiempos. Quizá sea parte del paso a esta nueva etapa en la que entramos.


Antes de despedirme voy a contaros en qué van a consistir nuestros próximos talleres, que celebraremos en semanas consecutivas. El primero será el 15 de Julio, un taller normal, como los de siempre en el que todos los que queramos participar tendremos que llevar una canción titulada “España”. Sí, sí, España. Me parece un tema interesante, controvertido, polémico, perfecto para el nivel de reto en el que solemos trabajar. Ya sabéis, para participar tenemos que escribir a microabiertol8@gmail.como, poniendo como asunto “taller España”. Qué bien nos lo pasamos. Y la semana siguiente, el día 22 de Julio, haremos un experimento: el taller se titula “Sin título”, y es sólo para osados capaces de ir a un taller en el que no se sabe lo que vamos a hacer… Sólo hay que llevar compuesta una letra de canción sin música metida en un sobre cerrado y entregármela antes de empezar la sesión. Cualquiera puede apuntarse, pero advierto a los poetas que habrá que cantar sí o sí. No creo que José miguel González, por ejemplo, tenga problema alguno. Quien tenga genitales para apuntarse, que escriba a nuestro correo con el asunto “taller sin título”. No os asustéis, este taller tiene como objetivo principal que nos divirtamos sobremanera, y además pueden salir cosas muy bonitas. Qué bien nos lo pasamos.

Y ya me despido hasta el próximo martes, que es mañana. Gracias a Marta Plumilla por las fotos, a Libertad Ocho por el tiempo y el espacio, a los artistas por su talento y generosidad y a vosotros por leer, comentar y compartir.

Andrés Sudón

4 comentarios:

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  2. Hola, por sugerencia de Andrés copio parte de la 1º poesía, la de la palabra:

    La palabra.
    La que es ebria y abre.
    La palabra.
    La que es sobria y sobra.
    La palabra.
    La que labra libre.
    La palabra.
    La que labra obras.

    La palabra.
    La palabra humana que tanto mina
    y tanto ameno emana.

    A la palabra la abre y la libra la obra:
    A la palabra, obras.
    A la palabra, alas.

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  3. En todos los malochos que he presenciado, siempre hay un momentazo como mínimo. De este martes me quedo con la´subida, que acabó en subidón, dque hizo Ángel de Andrés en su canción. felicidades!

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  4. Fue otra tarde muy interesante, sin duda. Y muy sorprendente por la aparición de Pancho Varona. Dejo la letra de la canción que canté, "Cuando éramos de luz", por si a alguien le apetece leerla. Saludos.

    CUANDO ÉRAMOS DE LUZ

    Dame tu mano y vamos a vivirnos
    Como un encantamiento.
    Salgamos a la calle,
    Tracemos un sendero de palabras.
    Baldosas amarillas,
    Tejados a dos aguas.
    De pronto nos miramos y quise conocerte.

    Dame tu mano y vamos a vivirnos
    Sin prisa en la cadencia
    Secreta de esta noche,
    Que nos sale al encuentro, transparente.
    Calles desconocidas
    Bajo nuestros zapatos vagabundos.
    Te vi como un destello entre la espesa niebla.

    Y si quieres, caminaremos
    Por el filo de aquella claridad
    Que imaginamos cuando éramos de luz,
    Poetas del azul
    Radiante de un instante
    Compartido en el pescante
    De una huida.

    Dame tu mano y huyamos del orden,
    La prisa y los teoremas.
    Sentados a la sombra
    De un verso lento y libre, disonante.
    Palabras como llaves
    Que abran puertas secretas en nosotros.
    De pronto nos miramos y quise conocerte.

    Y si quieres...

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